Controlar el estrés y prevenir los desequilibrios hormonales
"Estoy muy estresada".
A medida que estamos más ocupados y sentimos la presión de hacerlo y serlo todo, esta frase se ha convertido en algo habitual en nuestra cultura y sociedad. Desde sobrecargarnos en obligaciones y prioridades cotidianas como nuestras carreras, relaciones, finanzas y salud y bienestar -por no mencionar las imprevisibles bolas curvas que nos lanza la vida, incluido el trauma colectivo de una pandemia mundial-, no es de extrañar que el estrés esté en su punto más alto.
Por desgracia, en algún punto del camino, el estrés se volvió "sexy". Llevamos el estrés como una insignia de honor que muestra al mundo que trabajamos más, durante más tiempo y tenemos más responsabilidades que nuestros compañeros. Aunque el estrés pueda parecer generalizado, su repercusión en nuestra salud y bienestar generales es cualquier cosa menos sexy. El estrés puede provocar falta de energía, dolores de cabeza, problemas digestivos, insomnio, debilitamiento del sistema inmunitario y pérdida de libido. El estrés crónico puede tener un impacto aún mayor, provocando inflamación en el organismo y enfermedades crónicas.
Además de esta lista no exhaustiva de repercusiones negativas sobre nuestra mente y nuestro cuerpo, el estrés también puede causar desequilibrios hormonales, sobre todo a las que menstrúan. Pero si comprendemos qué es el estrés y cómo nos afecta de forma única, podemos tomar medidas conscientes para controlar el estrés y mejorar nuestra salud en general.
¿Qué es el estrés?
La forma más sencilla de pensar en el estrés es considerar cómo percibe tu cuerpo una amenaza. La amenaza que percibe el cuerpo puede ser una amenaza real y grave, como cuando estás en peligro físico, o puede ser psicológica, como cuando se acerca un gran plazo en el trabajo y no tienes tiempo suficiente para cumplirlo.
Independientemente de si experimentas estrés físico o psicológico, o de si la amenaza es real o percibida, la reacción del cuerpo es relativamente la misma. Todos sabemos cómo se siente en el cuerpo la aparición del estrés: corazón palpitante, manos temblorosas, incapacidad para concentrarse y sudoración. Todo ello forma parte de la respuesta al estrés, un increíble mecanismo de supervivencia.
Al percibir una amenaza, tu cerebro activa una alarma que pone a tu cuerpo en modo de lucha o huida, activando tu sistema nervioso simpático, que está preparado para responder y entrar en acción. Éste es el comienzo del ciclo de respuesta al estrés, en el que las señales nerviosas y hormonales envían señales a tu cuerpo para que libere hormonas del estrés, concretamente adrenalina y cortisol.
La adrenalina es la hormona que provoca los síntomas que todos podemos reconocer, aumentando la presión sanguínea e incrementando las reservas de energía. Mientras tanto, el cortisol, la principal hormona del estrés, libera glucosa en el torrente sanguíneo, lo que te permite actuar rápidamente para mitigar la amenaza. El cortisol también ayuda a reducir las funciones corporales que no son esenciales en ese momento, como la digestión, la función inmunitaria y el sistema reproductor.
El estrés es una parte natural y normal de la vida. De hecho, cuando se experimenta en pequeñas dosis, puede ser incluso algo bueno: eso se llama eustrés. El estrés puede incluso motivarnos para realizar mejor nuestro trabajo, fomentar la resiliencia y apoyar nuestras relaciones interpersonales relaciones. Sin embargo, cuando la respuesta al estrés se activa durante un periodo prolongado, se cronifica y provoca muchas complicaciones de salud.
Cómo el estrés puede provocar desequilibrios hormonales
Muchas personas han experimentado los síntomas de un desequilibrio hormonal en algún momento de su vida, entre ellos:
- Niebla cerebral
- Fatiga
- Sofocos
- Cambios de humor
- Aumento de peso
Cuando se examina la causa raíz, se ha descubierto que la culpa la tienen los niveles elevados de hormonas del estrés. La activación prolongada de las hormonas del estrés tiene un efecto dominó sobre otras hormonas, incluidas las sexuales y las tiroideas, que son actores clave en la regulación de la salud hormonal.
La desregulación de estas hormonas puede provocar menstruaciones irregulares, síntomas del síndrome premenstrual, falta de sueño e incluso infertilidad, ya que el cortisol desencadena una hormona que suprime la ovulación.
Consejos y estrategias para gestión del estrés
Es importante recordar que, aunque todos nos encontramos y experimentamos estrés, el nivel en que éste nos afectará variará. Nuestra respuesta al estrés se basa tanto en la genética como en experiencias vitales anteriores. Esto explica por qué algunos de tus amigos pueden parecer despreocupados ante cosas que activan tu modo de lucha o huida.
Sin embargo, independientemente de cuándo se active tu respuesta al estrés, hay estrategias que podemos emplear para disminuir el número de factores estresantes en nuestras vidas, de modo que podamos vivir más tiempo y con más salud.
Prueba lo siguiente para reducir tus niveles de estrés:
- Haz ejercicio de baja intensidad, como caminar, yoga o pilates.
- Medita o busca una práctica de atención plena, como escribir un diario.
- Utiliza ejercicios de respiración para encontrar una sensación de calma.
- Sigue una dieta sana y nutritiva.
- Encuentra sentido relaciones y un sentido de comunidad.
- Dedica tiempo a autocuidado.
- Da prioridad al sueño, procurando dormir entre 7 y 9 horas cada noche.
- Si el estrés se vuelve inmanejable, busca a un salud mental profesional, como un psiquiatra o un terapeuta.
Si te interesa saber más sobre las hormonas y tu salud, comprobar consulta la página del IIN Hormone Health Course.