Cúrate a ti mismo por ti mismo: Por qué la resiliencia es clave para promover el bienestar
Cuando pensamos en lo que se necesita para curarse, a menudo pensamos en cosas como medicación, vitaminas, terapia y descanso. Pero uno de los aspectos más poderosos de la curación no se puede recetar: Se llama resiliencia, y se aprende.
Cualquiera puede llegar a ser resiliente, independientemente de sus objetivos de salud. Es crucial que comprendamos la verdadera naturaleza de la resiliencia y cómo podemos utilizar este conocimiento para promover la curación. La resiliencia es la capacidad de recuperarse rápidamente tras una lesión, enfermedad o contratiempo vital. Los humanos somos criaturas muy resilientes, física y emocionalmente. Aunque no siempre lo sintamos así, debemos reconocernos a nosotros mismos lo resistentes que podemos llegar a ser. Por supuesto, nadie conoce tu cuerpo mejor que tú; si sientes dolor o malestar y sospechas que tu curación no va por buen camino, siempre es mejor comprobar con tu médico para descartar cualquier cosa grave.
La sociedad de soluciones rápidas en la que vivimos ha hecho que muchos de nosotros perdamos el contacto con este conocimiento interior. Aunque las soluciones rápidas pueden proporcionar alivio a corto plazo, pueden ser perjudiciales a largo plazo. Experimentar contratiempos, lesiones, enfermedades o molestias durante más de unos días puede hacernos sentir que algo va muy mal, cuando es importante recordar que la curación natural no se produce de la noche a la mañana.
Tratar la causa frente a tratar los síntomas
Hay una gran diferencia entre tratar la raíz del problema y tomar una pastilla para controlar los síntomas. Tras sufrir una lesión, nuestra inclinación es buscar medicación, diversas formas de ejercicio, terapias e incluso operaciones, todo con la esperanza de una curación más rápida. Pero he aquí la cuestión: los cuerpos están diseñados para curarse a sí mismos sin ayuda externa. Si confiáramos en ello, probablemente no correríamos tan deprisa a la farmacia.
Comprendemos en gran medida este concepto para las cosas pequeñas: Cuando nos hacemos un corte con papel, no nos ponemos puntos ni vamos a sesiones de fisioterapia. Sabemos que si mantenemos limpia la zona, la cubrimos durante unos días y nos olvidamos de ella, el corte se curará solo. El cuerpo tiene incorporados mecanismos y reacciones químicas que saben cómo y cuándo restablecer el equilibrio. El cuerpo puede hacer esto para lesiones grandes y pequeñas, hasta cierto punto. Sólo tenemos que apartarnos y dejar que nuestro cuerpo haga su trabajo.
¿Sabías que muchas lesiones de tejidos blandos se curan completamente en tan sólo dos o tres meses? Esto puede sorprender a mucha gente, sobre todo a quienes han vivido con dolor crónico durante años.
En estos casos, es natural suponer que la lesión inicial "debilitó" o "rompió" una parte de nosotros y que el dolor que sentimos se debe a esa antigua lesión. Conocer la eficacia con la que el cuerpo puede repararse a sí mismo puede arrojar algo de luz sobre otros factores que pueden estar contribuyendo al dolor.
Aquí es donde los Health Coaches pueden desempeñar un poderoso papel a la hora de educar a los clientes sobre la resiliencia y ayudarles a desarrollarla.
La ciencia de la resiliencia
La nocicepción es el proceso por el que los estímulos nocivos (o desagradables) se comunican a través del sistema nervioso. Por ejemplo, cuando tu mano toca una estufa caliente, la nocicepción le dice a tu cerebro y a tu sistema nervioso que registren una sensación de quemazón. En sólo milisegundos, el cerebro te dice que apartes la mano. Todos tenemos nociceptores, que son receptores de estos estímulos, por todo el cuerpo y dentro de él: en la piel, los músculos, las estructuras óseas y los órganos.
Con el tiempo, nuestro cerebro y nuestro cuerpo pueden empezar a asociar el dolor con una lesión concreta. Para algunas personas, centrarse en el dolor hará que sus nociceptores se vuelvan más sensibles con el tiempo, dando lugar a la sensación física de dolor incluso cuando no hay causa para ello. Aunque la lesión se haya curado hace tiempo, el cerebro reacciona a las sensaciones por costumbre.
Esta hipervigilancia y preocupación constante pueden crear lo que muchos experimentan como dolor crónico, que influye en su estado emocional y salud mental, haciéndoles sentir ansiosos, emocionalmente agotados y cualquier cosa menos resilientes.
Por eso, mantener la resiliencia en el primer plano de nuestra conciencia es crucial para la curación: Tanto si tenemos el corazón roto como un hueso roto, la forma en que pensemos sobre nosotros mismos y sobre la lesión influirá en lo bien y lo rápido que nos recuperemos.
El papel de un Health Coach en el desarrollo de la resiliencia
El dolor no es absoluto. La misma lesión o enfermedad puede causar distintas cantidades de dolor durante distintos periodos de tiempo, dependiendo de la persona. No existe una fórmula perfecta para superar las pérdidas, superar los contratiempos y establecer plazos para reanudar las actividades normales tras una lesión o enfermedad. Pero el dolor y las lesiones son subjetivos, y el cerebro tiene una capacidad increíble para filtrar el dolor y cómo lo experimentamos. Aprender cuáles son esos filtros y cómo los experimentamos es crucial.
Los Health Coaches pueden trabajar con sus clientes a través de las lesiones, explorando cuánto se centran en la lesión y cómo manejan las emociones relacionadas con ella. Los Health Coaches guían a sus clientes para que encuentren formas de desviar su atención hacia sensaciones y sentimientos más positivos (o, como mínimo, neutros). La idea no es ignorar el dolor o esperar sentirse bien todo el tiempo. El objetivo es ayudar a los clientes a construir emociones positivas a pesar del dolor, y dejar espacio para otros acontecimientos positivos en sus vidas. Ésta es la clave de la resiliencia.
Los entrenadores de salud se esfuerzan por conseguir que sus clientes pasen de un estado de "no puedo con esto" o "nunca voy a mejorar" a "ya he superado cosas peores antes, y confío en mi cuerpo para superarlo esta vez. He sobrevivido a dificultades antes, así que ¿por qué esta vez iba a ser diferente?".
Cuando entrenamos al cerebro para que filtre las señales de dolor, ejercitamos nuestra capacidad de recuperación. Al hacer esto, el propio dolor puede minimizarse. Nos relajamos más; no elegimos tratamientos innecesarios; y la curación puede producirse, sin obstáculos.
Los Health Coaches también pueden ampliar y replantear las expectativas en torno a la curación, como los plazos realistas, los contratiempos esperados y el ensayo y error. Los contratiempos forman parte de la curación, no son un indicador de que estás haciendo algo "mal". Los Entrenadores Sanitarios pueden normalizar las molestias y señalar los valiosos resultados de ejercitar la paciencia, una mentalidad positiva y la autocompasión.
No podemos controlar los síntomas, pero podemos controlar cómo nos sentimos y lo que pensamos.
Resiliencia a través de la alimentación primaria y secundaria
Muy a menudo, cuando la gente se pone enferma o se lesiona, se centra únicamente en la parte lesionada -hacerse hielo en un tobillo torcido, tomar descongestionantes para una nariz taponada- en vez de en los componentes subyacentes que permiten que el cuerpo se cure. La IIN contempla la salud a través de las lentes de Alimentación Primaria (las cosas que nos nutren de nuestro plato), y la alimentación secundaria (nuestra dieta).
Para preparar nuestro cuerpo para el éxito en la curación y fomentar la resiliencia, debemos dar prioridad al sueño, centrarnos en la nutrición, realizar movimientos suaves y cambiar a una mentalidad más positiva.
Prioriza el sueño
El sueño es crucial para nuestro mantenimiento general y nuestra salud. Es el momento en que el cuerpo se repara y rejuvenece, no un lujo ni algo que te apuntes si tienes tiempo. Un sueño regular y de calidad ayuda a promover la curación en todas las áreas del cuerpo. Un Health Coach puede ayudar a los clientes a establecer una buena higiene del sueño y a crear una rutina que promueva un descanso de calidad.
Centrarse en la nutrición
Al igual que el sueño, una nutrición adecuada es esencial para el funcionamiento óptimo y la reconstrucción de las células, la energía y los tejidos. La calidad de nuestro sistema inmunitario es responsable en gran medida de lo bien que nos curamos. Lo mejor es evitar los alimentos procesados, el exceso de sal y el azúcar añadido, y centrarse en alimentos integrales y no procesados.
Además, nuestras bacterias intestinales necesitan prosperar para desarrollar nuestra inmunidad, por lo que, aparte de vitaminas y minerales, debemos asegurarnos de alimentar nuestro microbioma con probióticos y prebióticos. Éstos pueden encontrarse en diversos alimentos integrales, como frutas, verduras y cereales integrales, así como en alimentos fermentados. Un Entrenador Sanitario puede trabajar con los clientes para optimizar su dieta para la curación, teniendo en cuenta sus necesidades bioindividuales.
Realiza movimientos suaves
En contra de los temores populares, el movimiento no es necesariamente el enemigo después de una lesión. Siempre que tu médico lo autorice, el ejercicio es una forma segura de promover una salud óptima. También es importante no adoptar una mentalidad de "postrado en cama", que sólo puede aumentar la sensibilidad a la nocicepción.
Cuanto más te preocupes por tu articulación después de sufrir un esguince de rodilla, más probabilidades tendrás de experimentar dolor cuando intentes caminar sobre ella. Confía en tu cuerpo. Con la orientación de tu médico, fisioterapeuta e incluso entrenador personal, realiza movimientos suaves. Demuéstrate a ti mismo que no sólo puedes soportarlo, sino también prosperar con él.
Cambia a una mentalidad positiva
La forma en que una persona se ve a sí misma, su dolor y su capacidad (o falta de ella) para afrontar los contratiempos desempeñan un papel muy importante en la recuperación. No hay necesidad de aferrarse a viejos dolores cuando sabes que el cuerpo se cura solo. Tampoco hay necesidad de forzarse a sentirse bien de la noche a la mañana; la curación lleva su tiempo. Trabaja dentro de un marco temporal realista para la curación, de modo que puedas calibrar si sigues teniendo síntomas después de que tu cuerpo se haya recuperado.
La mente sobre la materia
A pesar de no estar completamente curado, céntrate en otros aspectos positivos de tu vida. Sobre todo, ten una mentalidad amable. Todos somos obras en curso. Lo más importante que debes recordar: ¡puedes con ello y eres resistente!
Esta semana, haz balance de los aspectos de tu propia resiliencia que hayas pasado por alto. Eres capaz de curarte de formas que quizá no te creas. Si experimentas dolor o enfermedad, siempre es mejor descartar cualquier cosa grave con tu médico. A partir de ahí, recuerda que el cuerpo sabe lo que tiene que hacer y confía en que es lo mejor para ti.