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Nutrición Integrativa

¿Se pueden tomar demasiados probióticos?

¿Qué son los probióticos?

En el intestino viven unos 100 billones de microorganismos que desempeñan diversas funciones importantes: te ayudan a absorber los nutrientes de los alimentos que ingieres, mejoran la respuesta de tu sistema inmunitario a las infecciones y producen hormonas esenciales para tu bienestar emocional. Muchos de estos microorganismos son probióticos, también conocidos como bacterias buenas que aportan beneficios para la salud de tu organismo.

Provenientes de la palabra latina pro, que significa "para", y de la palabra griega biotic, que significa "vida", los probióticos proporcionan al organismo una serie de beneficios que mejoran la vida, como fomentar la producción de linfocitos (glóbulos blancos) para combatir las infecciones y la inflamación, mejorar la salud digestiva y la absorción de nutrientes, y evitar que las bacterias malas se apoderen del intestino.

Tanto si eliges obtener tus probióticos en forma de suplemento como si los obtienes comiendo alimentos fermentados, como el yogur, el kimchi y el chucrut, las bacterias buenas son necesarias para el equilibrio general de tu flora intestinal a fin de facilitar una gran salud.

Especies comunes de probióticos que consumimos

1. Lactobacillus

Se encuentra en el yogur y otros alimentos fermentados, y produce enzimas que ayudan al organismo a descomponer la lactosa (el azúcar de la leche), creando ácido láctico que impide que los patógenos se colonicen en el intestino, y alimenta a otras bacterias para que produzcan butirato, que tus células necesitan para obtener energía.

2. Bifidobacterium

Añadido a muchos productos lácteos y suplementos, el Bifidobacterium puede reforzar el sistema inmunitario produciendo sustancias químicas antimicrobianas que impiden que los patógenos se multipliquen en el intestino. También ayuda a obtener nutrientes de la lactosa que consumes y ayuda a digerir las fibras alimentarias (muchas de las cuales son prebióticos).

3. Saccharomyces boulardii

Esta levadura presente en los probióticos mejora el sistema digestivo reforzando la función de la barrera intestinal. Es conocida por tratar la diarrea, el síndrome del intestino irritable (SII) y otros problemas del tracto gastrointestinal.

Los suplementos y productos alimenticios de tu supermercado local suelen contener una combinación genética de estas especies, también conocida como cepa de probiótico. Por ejemplo, el Lactobacillus acidophilus -que suele encontrarse en el yogur y en los productos fermentados con soja, como el miso- combate las infecciones vaginales y estimula los nervios que permiten al intestino realizar mejor la digestión de los alimentos. Otra opción habitual es la Bifidobacteria longum, una cepa que coloniza el tracto gastrointestinal y actúa como antioxidante para descomponer los hidratos de carbono.

Un suplemento probiótico diario multiplica las bacterias buenas del microbioma, compensando los desequilibrios bacterianos que pueden producirse cuando experimentas estrés emocional o físico o tomas antibióticos, que destruyen tanto las bacterias buenas como las malas. El objetivo es alcanzar un equilibrio saludable en el microbioma, que suele consistir en un 85% de bacterias buenas y un 15% de bacterias malas.

Tomar demasiados probióticos

Tomar una dosis más alta de probióticos no es necesariamente mejor para tu salud, y los buenos efectos pueden anularse si te sobrecargas de alimentos y suplementos ricos en probióticos con demasiada rapidez. Tu cuerpo necesitará tiempo para adaptarse a una dosis más alta, ya que los nuevos microbios están empezando a asentarse en el intestino. Tamara Duker Freuman, dietista diplomada de Nueva York, explica: "Diferentes bacterias se alimentan de diferentes compuestos dietéticos en el intestino, y producen gases como subproducto". Una sobrecarga de probióticos puede causar una interacción con la fibra, el almidón y el azúcar del intestino, provocando gases, hinchazón, náuseas o diarrea.

Hay otros factores que pueden hacer que un probiótico produzca efectos negativos, como si está hecho con cultivos de mala calidad o se almacena de forma inadecuada (a temperatura húmeda). Es importante ser intencionado a la hora de elegir las cepas adecuadas para tu cuerpo y asegurarte de que sigues las instrucciones del suplemento.

Los probióticos, como cualquier otro tipo de suplemento, están pensados para apoyar una dieta y un estilo de vida por lo demás saludables. Añadir muchas bacterias a tu entorno intestinal, aunque sean "buenas", puede afectar negativamente a quienes padecen sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado (SIBO). El SIBO se produce cuando hay un crecimiento excesivo de bacterias en el intestino delgado que no deben estar allí, lo que provoca una serie de síntomas, como hinchazón grave, dolor abdominal, diarrea, acidez, náuseas y aumento de la flatulencia.

Para algunas personas, como las que tienen problemas de salud subyacentes o un sistema inmunitario comprometido, puede ser mejor evitar por completo tomar un suplemento probiótico, ya que las investigaciones han indicado que tomar demasiados probióticos podría aumentar el riesgo de infección. 

¿Cuál es la dosis adecuada?

La dosis de probióticos se mide en unidades formadoras de colonias (UFC), que representan el número de bacterias o células fúngicas de la muestra que pueden formar su propia colonia. Un suplemento probiótico medio incluirá entre 1.000 y 10.000 millones de UFC, sin embargo, la dosis adecuada de probióticos es diferente de una persona a otra y depende de la dieta, la edad, el peso y la tolerancia del organismo a los probióticos.

Un adulto sano suele consumir unos 20.000 millones de UFC diarias a través de alimentos y suplementos, por lo que es poco probable que te excedas con los probióticos tomando simplemente un suplemento diario junto con una dieta equilibrada. No obstante, lo mejor es que determines la dosis que necesitas consultando con tu proveedor personal de cuidado de la salud o nutricionista. Ellos pueden evaluar mejor tu dieta actual y tus necesidades médicas y hacer recomendaciones personalizadas sobre la dosis y la cepa que evitarán la hinchazón u otras molestias. 

El instinto te hará saber cuando algo no va bien.

Cuando se trata del intestino, los factores estresantes emocionales y externos pueden desempeñar un papel enorme en la salud del aparato digestivo y del tracto gastrointestinal. En lugar de confiar principalmente en suplementos y probióticos añadidos para abordar la disfunción intestinal, puede ser mejor empezar abordando estos problemas desde una perspectiva integral de la persona.

Por ejemplo, no dormir lo suficiente, de forma constante y con calidad, puede alterar la digestión, al igual que las sensaciones de estrés elevado y ansiedad. Antes de comprar un suplemento que también podría ser caro, una conversación con un Health Coach podría iluminar algunas áreas clave de tu bienestar que podrían estar afectando a tu salud intestinal, y una conversación con tu proveedor de cuidado de la salud podría explorar los factores fisiológicos que podrían estar causándote molestias. Mediante este enfoque integrador, puedes llegar a la raíz de tus problemas de salud y abordarlos de frente con un enfoque holístico.

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