autocuidado Prácticas para el Amor y la Conexión
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Es habitual reflexionar sobre el amor y la conexión en nuestras vidas en cualquier época del año, especialmente ahora. Tener relaciones chas sienta de maravilla y también puede reforzar el bienestar general, así que tiene sentido que este tema nos venga a la mente con frecuencia.
Cuando se desea más amor en la vida, es fácil pasar por alto la importancia de encontrar tiempo de forma constante para mostrarse a uno mismo. Cuando te dedicas tiempo a ti misma, puedes conocer compasivamente quién eres, descubrir lo que te hace feliz y descubrir los bloqueos que puedas tener en relaciones.
El místico y poeta sufí Rumi ha dicho: "Tu tarea no es buscar el amor, sino simplemente buscar y encontrar todas las barreras dentro de ti que has construido contra él".
Las personas que tienen fuertes conexiones con los demás suelen tener primero fuertes conexiones consigo mismas. Buscan descubrirse, comprenderse y curarse a sí mismos de modo que también ayuden a sus relaciones. Sus Reflexiones son por su propio bienestar y por el de los que les rodean.
La cita de Rumi sobre la búsqueda de barreras que construimos contra el amor sugiere que la construcción del amor y la conexión no empieza con la cuestión de si uno es o no lo bastante bueno, lo bastante digno o está en el lugar adecuado en el momento adecuado. Más bien, el primer paso es tomarse tiempo para las Reflexiones.
Independientemente de las barreras que puedas haber levantado contra el amor, hay formas de empezar a ablandar y abrir el corazón. He aquí algunas prácticas que favorecen la autoindagación y la compasión.
Meditación de la bondad amorosa
La meditación de la bondad amorosa centra tu conciencia en el acto de desearte el bien a ti mismo y a los demás. La práctica comienza siempre enviándote primero bondad amorosa a ti mismo.
Cierra los ojos, respira tranquilamente unas cuantas veces y empieza a decirte estas frases a ti mismo, despacio y en silencio, haciendo una pausa entre cada frase.
Que yo sea feliz.
Que esté sano.
Que me tenga compasión a mí mismo y a los demás.
A continuación, imagina a alguien a quien quieres. Repite de nuevo esas frases en silencio, como si se las estuvieras diciendo a esa persona, por ejemplo: "Que seas feliz". Haz una pausa. "Que tengas salud", y así sucesivamente.
A continuación, imagina a alguien que conozcas y que pueda necesitar cuidados adicionales en este momento. Repite esa frase en silencio, enviándole bondad amorosa.
A continuación, imagina a alguien a quien no conozcas demasiado bien pero que veas de vez en cuando, en la tienda, en la recogida del colegio o en el vecindario. Envíale los mismos mensajes de bondad amorosa.
Continúa durante unas cuantas rondas más, dirigiendo la energía de la bondad amorosa hacia los demás. Después, visualiza a todos los seres. Envía deseos de bondad amorosa en apoyo de todos los seres.
Después de hacer esto, haz una pausa. Respira un poco. Observa cómo te sientes. Con el tiempo, observa si esta práctica cambia lo conectado que te sientes contigo mismo y con los demás.
Diario
Cuando escribes un diario, creas un espacio para ti, tus pensamientos y tus emociones. Probablemente ha habido momentos en tu vida en los que necesitabas que alguien te prestara más atención, y a veces la persona cuya atención echas de menos es la tuya propia.
Hay muchas formas de llevar un diario. Julia Cameron, Profesor invitado del IIN, tiene un método muy conocido en su libro titulado El camino del artista.
Otra forma de llevar un diario para fortalecer tu conexión contigo mismo es conectar tu mente y tu cuerpo en el momento presente.
Empieza con la pregunta: "¿Cómo me siento ahora mismo?". Tu respuesta puede empezar por cómo te sientes físicamente: ¿tienes calor, frío o te sientes cómodo? ¿Tienes algún dolor en el cuerpo? ¿Notas algún sonido o aroma? ¿Cómo está tu estado de ánimo hoy? Observa estas cosas, anótalas y hazlo con conciencia no crítica.
Sientas lo que sientas, notes lo que notes, sostenlo con compasión. Puede ayudarte plasmar estos pensamientos y sentimientos en un papel, para despejar tu mente. Y, al escribir en tu diario, puede que descubras cosas sobre ti mismo de las que no te habrías dado cuenta si no te hubieras tomado tiempo para hacerlo.
Con esta mayor conexión contigo mismo, es más fácil saber cómo cuidarte y también ser consciente de cómo te relacionas con los demás.
Automasaje (abhyanga)
Se trata de una práctica arraigada en el Ayurvedamediante la cual te masajeas el cuerpo con aceite caliente cada día. Se dice que algunos de sus muchos beneficios son la mejora del tono de la piel, la reducción de la tensión muscular y el aumento del amor propio.
Esta práctica puede ser muy calmante, sobre todo en los meses de invierno. El Abhyanga no es un masaje de tejidos profundos ni deportivo, sino que consiste en largas caricias hacia arriba y abajo de las extremidades y movimientos circulares alrededor del abdomen y las articulaciones, con cariño.
Según los médicos ayurvédicos, si practicas el Abhyanga por la mañana, antes de ducharte, como el calor abre los poros de la piel, el aceite penetrará más. Si realizas esta práctica antes de acostarte y no tienes tiempo para un masaje corporal completo, se dice que masajear simplemente los pies y el cuero cabelludo con aceite caliente es un ritual relajante y tranquilizador para irse a dormir.
El aceite para el Abhyanga es tibio, no caliente, y debe ser puro, como el aceite de sésamo o de coco. Si te interesan los aceites de hierbas, elige los recomendados por un médico ayurvédico.
El automasaje con aceite es un ritual autocuidado atemporal. Mientras lo realizas, puedes practicar la gratitud hacia tu cuerpo y hacia todo lo que te sostiene, de día y de noche. Permite que tu conciencia permanezca con la sensación del masaje y que tu cuerpo y tu mente reconozcan que te estás tomando tiempo para centrarte en ti mismo.
Estas prácticas pueden ser formas importantes de centrar tu atención en ti mismo, cuidarte y reforzar tu comunicación contigo mismo. Esto puede conducir a un mayor Autoconocimiento, amor a ti mismo, y a la capacidad de darte cuenta de las barreras que puedes haber levantado contra el amor, de modo que puedas encontrar formas de derribarlas.
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