Crear una práctica espiritual

El tema de espiritualidad es abstracto y puede resultar bastante ambiguo. En términos generales, espiritualidad puede referirse a la forma en que buscamos, descubrimos y expresamos el sentido y el propósito de nuestras vidas. Para algunos, espiritualidad es una forma de experimentar la interconexión con el universo, la naturaleza o las personas que les rodean. Para otros, puede ser una exploración interior para responder a preguntas como: ¿Quién soy? ¿Por qué estoy aquí? ¿Cuál es mi propósito?

Como ocurre con todo lo que enseñamos en el IIN, existe bioindividualidad cuando se trata de espiritualidad. La definición de espiritualidad de una persona -y su práctica espiritual real- será diferente de la de otra. Es probable que las definiciones y significados de espiritualidad cambien a lo largo de la vida, a medida que las personas crecen y evolucionan.

Resumiendo... ¡No hay una forma correcta o incorrecta de ser espiritual!

Independientemente de cómo definamos espiritualidad, tener una práctica espiritual puede ser un componente muy importante de nuestra salud y felicidad. Una práctica espiritual puede ayudarnos a tener una perspectiva más amplia de nuestra vida, incluso cuando las cosas son desconocidas o nos dan miedo. Al tener un sentido de finalidad y confiar en que formamos parte de algo más grande que nuestro yo individual, es más probable que vivamos una vida feliz y plena.

Si no tienes una práctica espiritual, o quieres ajustar una práctica existente, aquí tienes algunas ideas para inspirarte:

1. Pasa tiempo a solas cada día sin hacer nada. Muy a menudo estamos en un modo de acción de hacer, hacer, hacer. Aunque la acción es fantástica e importante, es igualmente necesario dedicar tiempo a sentarnos y simplemente estar con nosotros mismos.
2. Mueve tu cuerpo. El ejercicio físico es una forma estupenda de fusionar nuestro cuerpo, mente y espíritu. Prueba a hacer yoga, tai chi, senderismo o montar en bici. Explora distintos tipos de ejercicio para ver qué te funciona.
3. Respira intencionadamente. Tómate un momento cada día para dejar de hacer lo que estés haciendo y simplemente respirar. Nuestra respiración es nuestra fuerza vital y puede ser una poderosa herramienta para cultivar la atención plena, la conexión y una mayor paz mental. 
4. Únete a un grupo. Disfruta explorando la interconexión y un sentido de propósito superior con otras personas de tu comunidad. Investiga las comunidades espirituales de tu ciudad para encontrar una que resuene contigo.
5. Establece una intención. Antes de empezar el día, dedica unos minutos a establecer una intención. Tal vez se trate de escribir tus objetivos, una lista de sentimientos deseados o los dones que deseas compartir con los demás a lo largo del día. Hazlo tuyo.

Hay innumerables formas de fomentar una práctica espiritual en nuestra vida cotidiana. Si te sientes inspirado, tómate un tiempo esta semana para explorar qué significa espiritualidad para ti y cómo puedes crear una práctica espiritual única que se alinee contigo.

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