Sí, deberías comer germinados. Cómo cultivarlos tú mismo

Los germinados son los adorables brotes diminutos de semillas, cereales, frutos secos o legumbres, y puede que ya conozcas algunos de ellos. Puede que los hayas visto en una tienda de bocadillos gourmet o en el pasillo de productos de tu supermercado. A pesar de su pequeña estatura, ¡estos pequeñines tienen un gran poder nutritivo!

Beneficios de los germinados:

Los germinados son ricos en proteínas vegetales y aminoácidos, vitaminas como la A, B, C y E, entre otras, y minerales como el calcio, magnesio, hierro, zinc y potasio.

Lo que les da ventaja sobre las plantas adultas es su abundancia en enzimas, lo que facilita su digestión y preserva así tus propias enzimas para otras funciones corporales importantes. Son una buena fuente de fitoquímicos, que pueden ayudar a prevenir muchos tipos de cáncer y favorecer la salud en general, y ayudan a alcalinizar tu pH digestivo.

Algunos incluso dicen que los brotes contienen la energía de la vitalidad y la juventud porque son la fuente de la que se crea la vida (vegetal).

Lo interesante de los alimentos de a base de plantas , incluidas las semillas, las legumbres y los cereales, es que contienen una rica fuente de nutrientes que acaban activándose en el proceso transformador del crecimiento, a la vez que contienen "antinutrientes" para protegerlos. No podemos digerir los nutrientes buenos sin neutralizar antes los perjudiciales mediante el remojo y, lo has adivinado... ¡la germinación!

Cómo cultivar tus propios brotes:

Hay más de una forma de cultivar brotes, pero aquí tienes un método sencillo que puedes probar...

1. Compra semillas, lentejas o judías secas ecológicas que sean enteras y sanas (las semillas de alfalfa, las judías mungo o las lentejas verdes son estupendas para los principiantes).
2. Mide aproximadamente ½ taza de la semilla o legumbre que quieras germinar.
3. Lava bien las semillas y colócalas en un tarro de cristal para las de menor tamaño o en un cuenco para las de mayor tamaño.
4. Añade 2 tazas de agua, mezcla bien, tapa y deja en la encimera toda la noche (o unas 8 horas si empiezas por la mañana).
5. Escurre el agua y enjuaga bien las semillas o judías remojadas.
6. Vuelve a poner las semillas o judías remojadas y enjuagadas en su tarro o cuenco de cristal, esta vez sin añadir agua pero con una toalla de papel o tela de muselina forrando el fondo.
7. Resérvalo a temperatura ambiente, lejos de la luz solar directa.
8. Enjuaga las semillas o judías cada 12 horas más o menos durante unos 3-4 días, hasta 6 días para que las judías más grandes broten completamente, y vuelve a ponerlas en el tarro o cuenco después de cada enjuague.
9. Mételos en el frigorífico cuando hayan germinado -seguirán germinando allí pero a un ritmo más lento- y consúmelos en el plazo de una semana.

Qué hacer con tus brotes:

• Échalas en tus ensaladas
• Añádelos a wraps o bocadillos
• Mézclalos en batidos
• Grab-n-go para un tentempié ligero
• Espolvorea sobre tus tacos
• Utilízalos como lecho para sushi casero
• Comer como guarnición con un poco de aceite de oliva y sal marina

¡Las posibilidades son infinitas!

En Nutrición Integrativa, los estudiantes aprenden a encontrar formas sencillas de maximizar su nutrición cada día. Los germinados son un primer paso perfecto para incorporar superalimentos a tu dieta diaria, ya que pueden añadirse a casi todos los platos. Además, ¡puedes hacer que toda la familia participe porque son muy fáciles y divertidos de preparar! 

¿Cuáles son tus tipos de brotes favoritos? ¡Compártelo en los comentarios de abajo!