Pequeños cambios para una vida más sana
El cambio no se produce de la noche a la mañana, pero las acciones que realizas cada día -por pequeñas que sean- se van sumando con el tiempo.
Cuando te sientas frustrado, atascado o como si te hiciera falta un estímulo en autocuidado , echa un vistazo a la siguiente lista y desafíate a intentar algo. Son sencillas pero significativas, y pueden darte fuerzas para seguir avanzando en tu viaje hacia la salud.
Come ligero por la noche.
Si es posible, haz comidas más copiosas a primera hora del día y opta por una cena más ligera. Si tu cuerpo está ocupado digiriendo una comida copiosa y densa en energía a última hora de la tarde, tendrá menos capacidad para conseguir el descanso que necesita a la hora de acostarse.
Si tienes mucha hambre por la noche, lo más probable es que no hayas comido lo suficiente para estar satisfecho durante el día. Toma un tentempié ligero y averigua qué es lo que mejor le sienta a tu cuerpo, sin perder de vista tus pautas alimentarias generales y si están favoreciendo tu salud.
Mejora tu juego de gratitud.
Empezar el día con una actitud más positiva marca el tono de la jornada, y terminarlo con atención plena ayuda a conciliar un sueño más reparador. Además, lo más probable es que conectar con una fuente de gratitud te allane el camino para pensar en otras fuentes de gratitud en tu vida.
Independientemente de lo poco ideales que puedan ser las circunstancias actuales de tu vida, piensa en una cosa por la que estés agradecido. ¿Qué te nutre en cuerpo, mente y espíritu? ¿Qué te inspira? ¿Qué te da energía? Escríbelo en un papel y colócalo en tu mesilla de noche para que sea lo primero que veas al despertarte y el último pensamiento que tengas antes de dormir.
Tenedor arriba, tenedor abajo.
Es bien sabido que masticar la comida te ayuda a comer menos y a sentirte saciado más rápidamente. Pero, ¿hasta qué punto cuentas hasta treinta (¡o cuarenta!) mientras masticas para ir más despacio? Una práctica más sencilla es dejar el tenedor entre bocado y bocado. Hacer una pausa consciente después de cada bocado aumenta tu conciencia de cuánto estás comiendo. También te ayuda a disfrutar de la comida.
¡Trátalo como un juego! Desafíate a no dar otro bocado hasta que hayas masticado bien lo que tienes en la boca.
Ve (en el) verde.
Además de la sostenibilidad medioambiental, los espacios verdes favorecen la salud ofreciendo oportunidades para el ejercicio y las interacciones sociales. Es sorprendente -y en cierto modo sigue siendo un misterio- cómo estar en la naturaleza puede tener un profundo efecto en nuestro bienestar.
Sal a dar un paseo por un parque cercano después del trabajo, pasea por un jardín de flores, haz un picnic al aire libre o sal unos minutos para tomarte un respiro si vas corto de tiempo.
Ven aquí ahora.
La multitarea es una habilidad codiciada en el mundo profesional, y a menudo se considera esencial para aumentar la productividad. Aunque eso puede ser cierto para un puñado de funciones, la multitarea en realidad no es más que dividir tu atención entre distintas tareas. Suele acabar disminuyendo la productividad, por no hablar de la atención.
La próxima vez que sientas la tentación de comprobar tu teléfono mientras trabajas en una tarea o hablas con un ser querido... haz una pausa. Termina lo que estés haciendo, escucha sin distracciones y verás cómo te ayuda a estar presente en el trabajo, en lo personal relaciones, etc.
Reserva minutos de "tiempo para mí".
Un momento diario de alegría, sea lo que sea para ti, basta para reducir los niveles de estrés y levantar el ánimo, ¡y ambas cosas favorecen la salud!
Por muy ocupado que estés, dedica unos minutos a algo que te haga ilusión, ya sea tocar tu canción favorita al piano, pasar tiempo con tus hijos o tu pareja, o ir a tu café preferido a tomar tu bebida favorita.
Bebe con un toque.
Simplemente beber más agua es estupendo si te resulta natural. Si no es así, ¡encuentra formas de darle vida! Con sólo un par de ingredientes puedes aumentar la ingesta de agua y, al mismo tiempo, conseguir una piel más clara, más energía y muchos otros beneficios.
Prueba a añadir unas rodajas de tus frutas favoritas o un poco de agua de Seltz para darle un toque divertido.
Tómate cinco...
Especialmente los días en que no sepas cómo dar sentido a cómo te sientes, dedica cinco minutos de tu día a comprobar contigo mismo.
Pregunta: "¿Qué estoy sintiendo en este momento? ¿Por qué me siento así?". Escribe tus pensamientos en un diario, vocalízalos con un confidente o dímelos a ti mismo y sé tu propio oyente. De cualquier modo, estarás haciendo un esfuerzo activo para no embotellar tus emociones.
¡Sigue moviéndote!
El ejercicio no se limita a ir al gimnasio, hacer deporte o correr sin parar. Cualquier cosa, desde caminar y subir las escaleras hasta bailar y montar en bici, es válida. Añadir el factor de la alegría ayudará a que se mantenga.
Desafíate a incorporar más movimiento a tu día, aunque sea algo tan pequeño como levantarte y caminar por la habitación unos segundos cada hora o aparcar el coche un poco más lejos de la tienda.
Por supuesto, no necesitas estar haciendo todas estas cosas todo el tiempo. Como Health Coach y miembro de la comunidad de Nutrición Integrativa, recuerda que el bienestar óptimo consiste en hacer lo que te hace feliz y encontrar un equilibrio que funcione para ti.
Cuéntanos, ¿cuáles son los pasos que das para mejorar tu salud?