Aunque algunas personas trabajan en la construcción o tienen empleos que les obligan a desplazarse, la mayoría de nosotros pasamos la jornada laboral detrás de un ordenador o un escritorio. Dado que pasamos varias horas sedentarios, es importante prestar atención a la salud tanto de nuestra mente como de nuestro cuerpo.

¿Cuántas veces te has enfrentado a sentimientos de estrés, frustración o fatiga en el trabajo? Aunque te encante tu trabajo, hay días en que fuerzas externas pueden influir en cómo te sientes: desde obligaciones familiares y problemas de salud hasta responsabilidades sociales y problemas de pareja. Y para colmo, ¡muchos de nosotros pasamos demasiadas horas sentados sin espacio suficiente para respirar y aliviar nuestra mente!

Crear un entorno positivo que te inspire y te dé energía es esencial para tu productividad en el trabajo. Si quieres sentirte bien y seguir amando lo que haces, aquí tienes algunas formas sencillas de convertirte en una persona más sana en la oficina:

Deja de comer en tu escritorio.
Aunque te facilite la multitarea, te mereces dar un descanso a tu mente y comer sin distracciones. Si tu oficina no dispone de una cafetería específica, busca un espacio donde puedas comer cómodamente. Evitarás ensuciar tu mesa y tendrás la oportunidad de socializar con tus compañeros, lo que puede mejorar tu estado de ánimo y tu productividad.

Ponte verde.
Añade una pequeña planta a tu espacio de trabajo para darle un toque de color y ayudar a limpiar el aire. Las investigaciones han descubierto que los trabajadores que tenían al menos una planta en su oficina se consideraban más felices que los compañeros que no tenían ninguna. Sólo asegúrate de que la planta se desarrolla bien sin luz solar directa, como las plantas de aloe, los lirios de la paz o las plantas araña.

Elimina el desorden.
El desorden crea estrés, así que no apiles montones de papeles ni dejes post-it esparcidos por tu escritorio. Crea un sistema que funcione para ti, de modo que puedas recuperar tus carpetas, cuadernos y papeles en cuanto los necesites. Si mantienes tu escritorio limpio y tu espacio organizado, te sentirás menos estresado y más tranquilo.

Toma aire fresco.
El aire limpio te hará sentir más fresco, ¡y además ayuda a mantener alejados los gérmenes! El aire del interior de tu oficina puede parecer cargado y estancado, sobre todo en invierno, cuando la calefacción está encendida. Abre una ventana o acostúmbrate a salir a dar una vuelta a la manzana. Si la calidad del aire es realmente deficiente, añade un humidificador o purificador de aire a tu espacio de trabajo personal.

Prueba un escritorio de pie.
Como alternativa a un escritorio tradicional, los escritorios de pie te permiten estirar las piernas y moverte con un poco más de libertad. Aunque no es lo mismo que estar activo, ¡es mejor que estar sentado en una silla ocho horas al día! Y si te sientes decaído por las tardes o procrastinas ciertos proyectos, cambiar de postura puede ayudarte a que fluya de nuevo tu creatividad.

Añade algunos objetos personales.
Haz que tu espacio de trabajo se parezca a ti eligiendo 4 ó 5 objetos que quieras exponer en tu escritorio. Añade fotos de familiares y amigos, apoya el ordenador sobre tu libro favorito o exhibe algo de lo que te sientas orgulloso. ¡Te sentirás más cómodo y relajado teniendo a la vista cosas que te hacen feliz!

Haz pequeñas pausas.
¡Muévete! Aunque no quieras salir a la calle, puedes hacer pequeñas pausas a lo largo del día. Muchas oficinas tienen salas de estar, salas de descanso o espacios de cocina donde puedes escaparte unos minutos. Llama a un compañero, haz una llamada telefónica o toma un tentempié rápido para despejarte. Volverás a tu mesa listo para afrontar la siguiente tarea.

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