Cómo tener un Día de Acción de Gracias feliz y saludable
Buena comida y buena compañía reunidas alrededor de una mesa: ¿hay algo mejor? Nos encanta celebrar las fiestas, y Acción de Gracias es un maravilloso recordatorio de todo lo que agradecemos cada año.
Para algunos, sin embargo, las fiestas suponen estrés y ansiedad añadidos. A menudo asociamos Acción de Gracias con comidas ricas y azucaradas y con comer en exceso. ¿Te has preguntado alguna vez de dónde viene el término "coma alimentario"? Muchos de nosotros pasamos la mayor parte de las fiestas yendo y viniendo entre la cocina y el sofá. Y aunque todos merecemos relajarnos y pasar tiempo con nuestros seres queridos, es posible enfocar Acción de Gracias con una actitud más consciente. Es cierto: puedes celebrar el Día del Pavo sin sentirte culpable.
Una de nuestras partes favoritas de la celebración implica relaciones, un área de lo que en el IIN llamamos Alimentación Primaria : las cosas que te nutren fuera del plato. Rodearte de las personas más importantes para ti puede elevar instantáneamente tu estado de ánimo. Puede ser cualquiera: desde la familia a los amigos, pasando por los compañeros de trabajo. Además, te sugerimos que vayas un paso más allá y pidas a todos que nombren al menos una cosa por la que estén agradecidos este año. Muestra tu gratitud y aprecio por tus seres queridos, ¡y tómate un momento para darte cuenta de lo afortunado que eres por estar ahí en ese preciso instante!
Aparte de dar las gracias, aquí tienes diez maneras de afrontar las fiestas con la mentalidad adecuada, para que nunca más tengas que sentirte perezoso o culpable.
1. Continúa con tu rutina saludable.
Si ya sigues una dieta saludable, continúa haciéndolo la semana anterior a Acción de Gracias. Si normalmente no tienes los mejores patrones alimentarios, ahora es un buen momento para empezar. Opta por alimentos limpios e integrales que nutran tanto tu cuerpo como tu mente. Establecer una rutina saludable te ayudará a sobrellevar Acción de Gracias.
2. Empieza Acción de Gracias con actividad física.
Sal a correr o da un paseo a paso ligero con tus seres queridos por la mañana. Si empiezas el día con movimiento, quemarás calorías y tendrás una perspectiva más positiva del día. Si vas a dedicar la mañana a cocinar, intenta levantarte un poco antes para disfrutar de un poco de movimiento.
3. Desayuna sano.
No te saltes el desayuno con la idea de que puedes comer más a lo largo del día. Ahorrar calorías para una comida más copiosa rara vez funciona, y gastas más energía excediéndote porque tienes demasiada hambre. Cuando termines de hacer ejercicio, toma un desayuno sano y equilibrado, como avena, huevos o un batido.
4. Echa una mano.
Si no eres el anfitrión de Acción de Gracias, echa una mano. Puedes ofrecerte a cocinar algo, lo que supone una gran ayuda para el anfitrión y garantiza que, se sirva lo que se sirva, tendrás un plato nutritivo que satisfaga tus necesidades dietéticas. Ofrecerte a limpiar o fregar los platos es otra forma estupenda de echar una mano, ¡y te pone en movimiento!
5. Divide bien tu plato.
En lugar de apilar tu plato con sólo una o dos opciones de platos, piensa en el Plato de la Nutrición Integral, que incluye frutas, cereales integrales, verduras, proteínas, agua y grasas y aceites. Aunque puede resultar difícil incluir los seis grupos de alimentos en tu plato, tenerlo en cuenta puede ayudarte a ser intencionado con tu plato.
6. Mantente hidratado.
Un error frecuente al escuchar las señales de hambre de tu cuerpo es confundir la sed con el hambre. Cuando estamos deshidratados, solemos consumir más de lo que consumiríamos normalmente. Bebe mucha agua a lo largo del día, y no olvides alternarla con el alcohol durante la cena.
7. Experimenta con nuevas recetas.
Una de las mejores formas de controlar lo que entra en tu boca es controlar lo que entra en la propia comida. Este Día de Acción de Gracias, busca nuevas recetas que sustituyan los platos tradicionales por alternativas más sanas. Por ejemplo, puedes probar a cambiar el puré de patatas por puré de coliflor y los boniatos asados en almíbar por boniatos con canela. Siempre puedes optar por yogur griego en lugar de nata agria o utilizar algunas especias clásicas del otoño, como clavo y nuez moscada, para darle más sabor. ¡Y no te olvides de las verduras! El otoño proporciona abundantes verduras de temporada para cocinar, como coles de Bruselas, calabaza, zapallo y judías verdes.
8. Practica la atención plena.
¡Sabemos que controlar las raciones puede ser difícil, sobre todo cuando hay tantas opciones! Pero lo que es aún más importante es evitar el picoteo sin sentido. No te quedes atascado en la mesa del aperitivo ni rondando la tarta de calabaza durante el postre. Sé consciente de lo que haces, muévete por la mesa y, si decides probar algo, disfrútalo intencionadamente y saboréalo de verdad.
9. Toma tu ritmo.
Come despacio y disfruta de cada bocado. Tómate tu tiempo para agradecer lo que tienes en el plato y no te precipites durante la comida. Habla con tus amigos y familiares alrededor de la mesa; tómate un respiro entre bocado y bocado. Si quieres repetir, tómate un tiempo entre las raciones para sintonizar con tus niveles de hambre.
10. Mantente en movimiento.
Después de una comida copiosa, tu instinto puede ser sentarte en el sofá y poner los pies en alto. Sin embargo, mover el cuerpo te ayudará a estimular el sistema digestivo para que no te sientas cansado o perezoso. Si hace demasiado frío para salir a pasear o jugar un partido rápido de fútbol, ¡ayuda con la limpieza! Te sentirás mejor después de moverte aunque sólo sea unos minutos.
Tanto si piensas dar prioridad a uno como a varios de estos consejos para pasar un Acción de Gracias feliz y saludable, asegúrate de seguir divirtiéndote.
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