Tomamos decisiones todos los días. Decidimos qué ropa ponernos, a quién llamar, dónde comer y cuándo irnos a dormir.

Tomar estas pequeñas decisiones cotidianas suele ser bastante fácil y requiere poca reflexión. Pero, ¿qué hay de las decisiones difíciles: dónde vivir, a qué universidad ir o si tener o no hijos?

¿Cómo tomas grandes decisiones en la vida? Y lo que es más importante, ¿cómo tomas esas grandes decisiones en la vida con confianza y sin apenas arrepentirte?

En el IIN, enseñamos bioindividualidad -la idea de que lo que funciona para una persona puede no funcionar para otra-, que se aplica a la toma de decisiones. Mientras que para una persona lo mejor es crear hojas de cálculo con pros y contras, otra puede beneficiarse más de ser impulsiva y seguir su instinto.

En cualquier caso, aquí tienes algunas sugerencias sencillas para tomar una decisión:

1. Tranquiliza tu mente. Dedica tiempo a hacer algo que te ayude a relajarte, como la meditación, el yoga o un paseo por la naturaleza. Al aquietar la mente y relajar el cuerpo, te abres a recibir ideas inspiradoras.

2. Actúa como si. Cuando decidas entre dos opciones, "finge comprometerte" con una. En otras palabras, piensa y actúa como si la decisión ya estuviera tomada. Durante una semana, observa cómo te sientes sabiendo que es la decisión que has tomado. 

3. Escucha a tu cuerpo. Siéntate en silencio y considera la decisión que estás tomando. Nota cómo te sientes en tu cuerpo mientras contemplas cada una de las opciones que tienes a mano. Si te sientes relajado, expansivo, lleno de energía e incluso un poco nervioso, es probable que esta opción esté más alineada con tus objetivos. Si te sientes constreñido, dubitativo, temeroso e incluso un poco perezoso, es probable que la opción que estás considerando no sea la que más te conviene.

4. Escribe un diario por la mañana. Durante una semana, escribe cualquier pensamiento que te venga a la mente al despertarte. Sin sobreanalizar, deja que la corriente de conciencia fluya a través de ti y llegue a la página. Al final de la semana, revisa lo que has escrito y observa qué intuiciones te han llegado que puedan ayudarte en tu proceso de toma de decisiones.

5. Si no sientes un "¡vaya que sí!", entonces es un no. Si sientes un "no sé", entonces es un no. Date más permiso del que sueles darte para decir que no cuando no te sientas totalmente alineado con tus sueños. Cuanto más honres tus "noes", más obvio y claro será cuando quieras decir "sí".

6. Despréndete del resultado. Dejando a un lado las circunstancias, las personas y las condiciones implicadas, considera cómo quieres sentirte. Intenta escribir las emociones que quieres sentir como efecto de la decisión que tomes: por ejemplo, alegría, felicidad, paz, amor o plenitud.

Recuerda que todos tomamos decisiones de forma diferente, ¡así que elige lo que más resuene contigo! Una vez tomes una decisión, alinéate con ella plenamente sin arrepentirte, sabiendo también que tienes derecho a cambiar de opinión. No puedes equivocarte.

Incluso cuando parece que has tomado la decisión equivocada, sigues aprendiendo valiosas lecciones para mejorar la próxima vez. Así que sé suave y delicado contigo mismo, y confía en que todo te está ayudando a crecer y a ser mejor.

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