La kombucha ha alcanzado oficialmente un punto de inflexión cultural. Ya no se trata de una bebida saludable de culto que sólo está disponible en tiendas de alimentos saludables y en algunos establecimientos de Whole Foods, sino que ahora cualquiera puede encontrar grandes jarras de té fermentado en Costco y en su supermercado local.

Un reconocimiento más amplio no es malo: la kombucha tiene una plétora de beneficios para la salud que van desde la mejora de la digestión al aumento de la actividad antioxidante. Esta bebida rica en probióticos se elabora añadiendo una SCOBY (colonia simbiótica de bacterias y levaduras) al té negro o verde, y dejando fermentar toda la mezcla durante unos días o semanas.

El resultado es una bebida burbujeante y avinagrada que contiene bacterias probióticas beneficiosas y microorganismos de levadura que pueden tener un efecto positivo sobre la salud intestinal y la digestión. Para los que se preocupan por su salud, la kombucha es un sabroso sustituto de bebidas azucaradas como los refrescos y los zumos.

Sólo hay un problema: una botella de 'booch cuesta un ojo de la cara. Una botella de 16 onzas puede costar entre 3 y 6 $, según la marca y el tipo de brebaje. A ese ritmo, un hábito diario podría acabar costándote hasta 180 $ al mes. Hacerla tú mismo siempre es una opción, pero activar una SCOBY y permitir una fermentación adecuada puede llevar más de un mes, y se parece un poco a un experimento científico casero.

Si quieres mejorar tu salud intestinal y tomar un sustituto del refresco sin arruinarte, prueba el kéfir de agua. Básicamente es una bebida burbujeante, lactofermentada, que sabe un poco dulce (como tu gaseosa favorita), pero sin azúcares añadidos ni sabores artificiales.

Al igual que el kéfir de leche, una bebida láctea parecida al yogur que puedes encontrar en el supermercado, el kéfir de agua se elabora añadiendo granos especiales de kéfir de agua a líquidos como agua, agua de coco o zumo. Los granos se componen de bacterias, levaduras y polisacáridos, y parecen granos blandos de gelatina o cristal transparente.

Tras activarlos inicialmente en agua azucarada durante 48 horas (sólo es necesario hacerlo con granos nuevos), puedes añadirlos a cualquier bebida y dejarlos fermentar de 24 a 48 horas: los cultivos de bacterias y levaduras beneficiosas crecerán y se multiplicarán, y el líquido formará pequeñas burbujas de carbonatación. El resultado es una bebida parecida al refresco que es muy buena para ti... y muy parecida a la kombucha, sin el sabor a vinagre. A diferencia del kéfir lácteo o del yogur, el kéfir de agua es seguro para los alérgicos a los lácteos o los intolerantes a la lactosa. Mientras que el sabor de la kombucha puede echar para atrás a algunas personas, el kéfir de agua es una bebida fermentada mucho más suave y fácil de tomar, ¡incluso a los niños les encantará!

Está menos extendido que el kombucha, pero aún es posible encontrar kéfir de agua prefabricado en tiendas naturistas. Si quieres experimentar haciéndolo tú mismo, puedes comprar granos de kéfir de agua (son muy baratos y reutilizables, así que seguro que te saldrá rentable) y empezar a elaborarlo; una vez activados, los granos pueden hacer cantidades infinitas de kéfir de agua. Normalmente, se tarda entre 24 y 48 horas en elaborar un lote nuevo. Una vez fermentado, puedes añadirle sabores naturales de zumo o fruta, o dejarlo tal cual para obtener una bebida ligeramente dulce y refrescante.

Como es tan fácil de hacer, barato y delicioso, el kéfir de agua será probablemente tan popular como la kombucha en los próximos años. Adelántate a la tendencia: abandona tu kombucha habitual y prueba el kéfir de agua la próxima vez que quieras obtener tu dosis de probióticos.

¿Has probado el kéfir de agua? ¿Crees que será la próxima moda superalimento? Compártelo con nosotros en los comentarios de abajo.