3 prácticas de gratitud que pueden cambiar toda tu vida

¿Recuerdas el Tetris, el videojuego de principios de los 90? Si alguna vez lo jugaste durante un largo periodo de tiempo, puede que hayas experimentado un fenómeno loco en el que veías caer bloques de color neón cuando cerrabas los ojos o te quedabas dormido por la noche. 

Dejando a un lado los videojuegos, en realidad este fenómeno dice mucho sobre tu potencial para alcanzar la felicidad a largo plazo. Cuanto más tiempo y atención dedicas a una actividad, más influencia tiene en tus pensamientos inconscientes. Esto es algo que los investigadores llaman el "efecto Tetris". 

Muchas personas desean ser más felices, pero no saben por dónde empezar. Los estudios demuestran que una de las formas más eficaces de aumentar tu felicidad es increíblemente sencilla: mostrar gratitud. Está demostrado que ser agradecido combate el estrés, refuerza el sistema inmunitario, te ayuda a dormir mejor y mejora tu satisfacción vital en general. 

Pero, ¿por dónde empezar? Como el establecimiento de cualquier otro hábito saludable, la gratitud es algo que puede practicarse a diario para que acabe convirtiéndose en una segunda naturaleza. Tu cerebro se "atascará" en un patrón de optimismo. 

He aquí tres formas sencillas de practicar la gratitud cada día: 

Acepta el reto de "no quejarse": Quejarse es un comportamiento muy arraigado en muchas personas. El autobús llega tarde, la temperatura de la oficina es demasiado alta o demasiado baja, tu ordenador funciona mal... la vida está llena de frustraciones diarias. 

Pero lo que dices tiene un efecto duradero en tu cerebro y en tu perspectiva, y quejarte definitivamente te mantiene atrapado en una mentalidad negativa. Prueba un reto en el que dejes de quejarte, por completo. Es mucho más difícil de lo que parece. Inténtalo primero durante una semana y luego durante un mes entero para que se convierta en un hábito duradero. Reúne a familiares y amigos para que os responsabilicéis mutuamente y todos podáis cosechar los beneficios. 

Lleva un diario de gratitud: Un diario de gratitud es una forma rápida y eficaz de empezar a sentirte más positivo inmediatamente. Es muy sencillo: haz una lista de tres cosas al principio y al final del día por las que te sientas agradecido. Por la mañana, esto te ayudará a despertarte y a despejar el espacio negativo para que puedas abrazar tu día. Por la noche, centrarte en aquello por lo que estás agradecido (en lugar de preocuparte por las cosas) pondrá tu mente en un espacio de calma para que puedas conciliar el sueño plácidamente. 

Los estudios empíricos demuestran que las personas que llevan diarios de gratitud son más optimistas, dedican más tiempo a hacer ejercicio, tienen menos síntomas de enfermedades físicas, tienen más probabilidades de progresar hacia la consecución de sus objetivos y son más propensas a ayudar a los demás. 

Escribe una carta de gratitud: Todos tenemos personas en nuestras vidas con las que tenemos una deuda de gratitud: una madre, un cónyuge, un viejo amigo. Escribe una carta expresando lo agradecido que estás con ellos y todo lo que han hecho por ti. El proceso de Reflexiones te hará tomar conciencia y te ayudará a sentirte más satisfecho en tu relación; ni siquiera tienes que enviarla para cosechar los beneficios. Tampoco tiene que ser necesariamente alguien a quien conozcas personalmente, sino alguien que haya hecho que tu vida sea mejor. 

Intenta hacerlo una vez a la semana durante 15-20 minutos. El proceso te ayudará a convertirte en una persona con el vaso medio lleno. 

Si no notas una diferencia inmediata en tu felicidad, no te preocupes. Los comportamientos tardan un poco en convertirse en hábitos; empezarás a notar el cambio alrededor de las tres semanas. Pequeñas prácticas como ésta pueden durar meses o incluso años, así que saca ese diario y ponte en marcha. 

¿Necesitas más gratitud en tu vida? ¿Con cuál de estas prácticas vas a empezar?