Muchos conocen los efectos sobre la salud del humo de segunda mano; sin embargo, pocos han oído hablar del término "humo de tercera mano", que también es una amenaza. Los niños, las mujeres embarazadas, los ancianos y las personas con problemas respiratorios son especialmente vulnerables a sus efectos.

El humo de tercera mano es nicotina residual y otras sustancias químicas que el humo del tabaco deja en las superficies interiores.

Aunque no puedas verlo, el humo de tercera mano puede adherirse (y acumularse) en muebles, alfombras, ropa, paredes, suelos, pelo, asientos de coche y polvo. Las sustancias químicas del humo de segunda mano que se liberan al aire se combinan con otras partículas, como el ácido nitroso y el ozono, que ya están en el aire para formar un nuevo compuesto del humo de tercera mano que es cancerígeno. Mientras que el humo de segunda mano puede eliminarse mediante ventilación, los residuos del humo de tercera mano son difíciles de quitar de alfombras, muebles y superficies. El humo de tercera mano puede encontrarse incluso en zonas (coches, casas y habitaciones de hotel) en las que está prohibido fumar. También se descubrió humo de tercera mano en una unidad de cuidados intensivos neonatales que era una zona libre de humo estrictamente vigilada. Los residuos del humo del tabaco pueden transferirse de la ropa, el pelo y los bolsos de los fumadores y reabsorberse en nuevos entornos.

Aunque el humo de segunda mano se ha llevado la peor parte de la culpa, la exposición al humo de tercera mano puede ser igual de perjudicial para nuestra salud. El humo de tercera mano contiene más de 250 sustancias químicas que son peligrosas para la salud cuando las personas se exponen a ellas, ya sea tocando las superficies contaminadas o respirando sus gases. Los bebés y los niños suelen estar más expuestos al humo de tercera mano porque es más probable que toquen superficies o se lleven objetos a la boca. Lamentablemente, los estudios han demostrado que el 22% de los lactantes y niños están expuestos al humo de segunda y tercera mano en sus hogares cada año.

A continuación te indicamos algunas formas sencillas de limitar tu exposición y reducir el impacto del humo de tercera mano en tu salud:

1.   No permitas que se fume cerca de ti o de tus seres queridos. Busca ambientes donde esté prohibido fumar. Si no puedes evitar estar en un lugar donde se fuma, haz lo posible por mantener la distancia. Si te parece apropiado, puedes pedir a los fumadores que dejen de fumar mientras estés allí.
2. Limpia regularmente. Los contaminantes nocivos que deja el humo del tabaco no pueden eliminarse simplemente abriendo las ventanas y ventilando una habitación. Para eliminar el humo de tercera mano, es importante limpiar y lavar regularmente todas las superficies y tejidos.
3. Contrata a un profesional. Si sabes que tu casa está contaminada por humo de tercera mano, es útil contratar a un limpiador profesional para que limpie a fondo las paredes, suelos y techos y elimine realmente cualquier residuo nocivo.
4. Crea un entorno sin humo. Mantén tu entorno seguro no permitiendo que se fume dentro o cerca de tu casa o coche. Si tienes amigos o familiares fumadores, no permitas que se fume en tu coche o en tu casa.

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