Esta serie explora el enfoque de la Nutrición Integrativa para el bienestar, basado en nuestros conceptos clave, sencillos pero eficaces. Sigue leyendo para aprender sobre el Apiñamiento a continuación, y no te pierdas bioindividualidad y Alimentación Primaria para conocer a fondo nuestra filosofía única.
Si alguna vez has estado a dieta, es probable que una de las primeras reglas incluyera una lista de alimentos que debías evitar. Puede que el primer día o así te sintieras bien, pero con el paso del tiempo los sustitutos recomendados probablemente no compensaron los antojos que persistían por los alimentos a los que estabas acostumbrado o que te gustaban. Cuando estas dietas llegan a su fin, el resultado más frecuente es una vuelta gradual a los antiguos hábitos alimentarios.
En Nutrición Integrativa, ¡no creemos que la privación sea un enfoque saludable para nada!
Por eso hemos acuñado un concepto que llamamos "desplazamiento" para referirnos al proceso natural que ocurre cuando añades primero más de lo bueno.
Cuantos más alimentos saludables añadas a tu dieta actual, menos espacio tendrás para la chatarra y más sensible se volverá tu paladar para acabar apreciando una mayor variedad de ingredientes saludables. Literalmente, irás desplaz ando a los alimentos poco saludables hasta que consigas una dieta equilibrada que sea sostenible y te haga sentir bien, ¡incluso si de vez en cuando te das algún capricho sin sentirte culpable!
He aquí cómo se puede aplicar esto de forma práctica:
1. Empieza por comer más verduras.
En lugar de centrarte en lo que no puedes tener, amplía tu lista de la compra para incluir más alimentos ricos en nutrientes que ayuden a tu cuerpo a prosperar, especialmente verduras. Experimenta con distintos sabores, colores y recetas saludables, tomando nota de lo que te gusta y lo que no. Si no te gustan los pimientos y el bok choy, no pasa nada, no lo fuerces. Pero si la calabaza y el brócoli te saben bien, añádelos a tu repertorio habitual al planificar las comidas.
2. Busca alternativas saludables a tus comidas favoritas.
Una vez que empieces a buscar, te sorprenderá la cantidad de alimentos que son a la vez saludables y deliciosos. ¿Eres goloso? Prueba el chocolate negro o los anacardos de coco y arce en lugar de las chocolatinas convencionales. ¿Te gustan las patatas fritas saladas? Prueba las chips de remolacha al horno y batata (boniato, camote) en lugar de las normales. ¿Te apetece pasta? Prueba los fideos de arroz cocidos en caldo vegetal casero. No se trata de intentar engañarte para que te guste algo, sino simplemente de explorar todas las posibilidades de los alimentos saludables.
3. Ve a tu propio ritmo.
Las dietas que tienen plazos estrictos pretenden crear resultados rápidos, pero no duraderos. Si estás realmente centrado en una salud y una felicidad que duren toda la vida, no te preocupes por ponerte restricciones innecesarias. Aplica los cambios a un ritmo que funcione para ti, y encuentra tu propio modo de mantenerte en el buen camino. Prueba una verdura nueva cada vez que vayas a comprar. Tira tres cosas poco saludables de tu despensa cada semana. Haz algo edificante y positivo cada domingo para sentirte bien por dentro y por fuera. Mientras sigas avanzando, ¡lo estás haciendo muy bien!
Aunque excluir puede llevar algún tiempo, es mucho más eficaz que las dietas convencionales, y el proceso subyacente de centrarse en añadir lo bueno también puede aplicarse a otras áreas de la vida, como la forma física, los esfuerzos profesionales, relaciones, y espiritualidad.
Cuando empiezas con una mente abierta y una intención de verdadero bienestar, ¡de forma natural expulsarás todo lo que no encaje!