Aunque a menudo oímos hablar del creciente número de investigaciones que demuestran los beneficios de la meditación, y de cómo algún tipo de práctica espiritual favorece el bienestar general, puede ser un gran reto integrarla en nuestra vida cotidiana.
Dos de las razones más comunes por las que la gente dice que quiere meditar pero no lo hace con regularidad son:
- El tiempo. Estamos demasiado ocupados con la vida, el trabajo, la familia y otras responsabilidades, incluidas otras formas de autocuidado.
- Es demasiado difícil. Hemos llegado a un punto en nuestro mundo moderno impulsado por la acción en el que es muy difícil sentarse y no hacer nada. Es demasiado fácil que nuestra mente divague o se aburra.
Por suerte, ¡lo que proponemos puede hacer frente a ambos obstáculos!
Aquí, en Nutrición Integrativa, uno de nuestros conceptos básicos es Alimentación Primaria -espiritualidad, carrera profesional, el ejercicio y relaciones nutren tu vida. Dedicar tiempo a conectar contigo mismo es una parte importante de Alimentación Primaria, y es muy beneficioso para muchas personas. La meditación puede desempeñar un papel importante para ayudarte a conectar contigo mismo con regularidad.
La verdad es que la meditación diaria no tiene por qué ocupar mucho tiempo, incluso unos minutos de quietud personal al día disminuyen el estrés y mejoran la claridad mental, y si puedes superar el bache inicial de incomodidad, te adaptarás bastante rápido. Con constancia, descubrirás que puedes empezar a anhelar la meditación como una actividad bienvenida que mejora enormemente cómo te sientes física, mental y emocionalmente.
Entonces, ¿cómo puedes subirte al carro de la meditación de forma práctica?
- Conéctalo a un hábito existente.
Las mañanas son un buen momento para meditar porque nuestras mentes están naturalmente más calmadas que a última hora del día. Elige una actividad que ya hagas, como beber tu primer vaso de agua o cepillarte los dientes, y empieza a tener sistemáticamente un momento de silencio y quietud antes o después de esta actividad. La constancia es más importante que la calidad o la cantidad, así que aunque sólo puedas dedicar 1 minuto, sólo 1 minuto, eso bastará como primer paso hacia una práctica diaria de meditación.
- Apaga tu juicio sobre el propio rendimiento.
"¿Lo estoy haciendo bien? Estoy pensando demasiado... Oh, olvidé enviar un correo electrónico... Tengo que recoger kale para cenar...". Algunos días te resultará fácil encontrar la quietud mental y te sentirás positivo y rejuvenecido después de tu meditación, y otros días te consumirán pensamientos sin parar. ¡Ambas cosas están bien! Libérate de tu apego a algún tipo de logro objetivo con esta práctica, nadie lleva la cuenta. Aunque tu mente esté ocupada con pensamientos todo el tiempo, seguirás obteniendo algún beneficio del intento, es una parte natural del aprendizaje, así que sigue haciéndolo cada día de todos modos.
- Avanza gradualmente hacia los 10 minutos diarios.
Si puedes mantener el hábito de 1 minuto mencionado anteriormente durante una semana, puede que te encuentres ampliando de forma natural ese 1 minuto a 2, o 5, a medida que avancen los días. Al cabo de un mes deberías ser capaz de mantener una práctica regular de 10 minutos de mediación al día. ¡Enhorabuena! 10 minutos al día, todos los días, es un gran compromiso con tu autoalimentación y es probable que experimentes algunos beneficios personales importantes. Así te resultará aún más fácil continuar, ampliando tu práctica a 15 minutos, 20 o más siempre que sea posible.
- Experimenta con tu estilo preferido.
Hay muchas formas de apoyar la meditación continua de un modo que resuene contigo, como diversas técnicas de respiración, afirmaciones, colocar las manos en el corazón o el vientre, cantar o visualizar. Merece la pena explorar todas ellas para encontrar lo que mejor funciona para ti, y te ayudará a personalizar tu práctica y a mantenerte comprometido a un nivel más profundo.
- Busca una comunidad.
A medida que te acostumbres a la práctica de la meditación, quizá quieras unirte a una comunidad de compañeros meditadores. Esto no tiene por qué implicar ninguna forma de religión ni entrar en conflicto con tu fe actual, simplemente ayuda estar rodeado de otras personas que también están aprendiendo y explorando esta práctica. Hay muchas comunidades, grupos y foros de meditación en Internet a los que puedes unirte, y probablemente también algunos grupos locales que se reúnen en persona. Inténtalo y comprueba si te resulta útil.
El elemento más importante a tener en cuenta es continuar con constancia. Es la regularidad de una práctica de quietud interior lo que reconfigura tu cerebro y proporciona el mayor beneficio para ti y para todos los que te rodean.
¿Cómo mantienes tu práctica personal de meditación? ¡Compártelo con nosotros en la sección de comentarios de abajo!