El especialista en conexión humana Mark Groves dijo que "asumir la responsabilidad de nuestra propia vida es la mayor transformación que podemos hacer". Lo que haces con las cosas que ocurren en tu vida es 100% tu responsabilidad. En lugar de reaccionar ante las situaciones de tu vida, puedes ver cómo pueden moldear tu vida y crear la vida que deseas.
Este nivel de responsabilidad requiere que nos apropiemos de lo que hemos sido, que aceptemos la verdad sobre nosotros mismos y que elijamos convertirnos en alguien a quien admiremos.
Empecé responsabilizándome de los resultados que estaba creando en mi vida y de quién estaba siendo realmente. No voy a mentir: fue duro. Exigió que me sentara con las verdades incómodas de las que había pasado el tiempo huyendo. Exigió que me sentara ante la incomodidad de reconocer quién era y qué estaba eligiendo.
Debemos superar la incomodidad para convertirnos en alguien que nunca hemos sido. Tenemos que estar dispuestos a aceptar lo que somos actualmente para poder cambiar y crecer. Así que puede que te desanimes. Puede que sientas vergüenza. Pero la pregunta más importante es: ¿Preferirías desanimarte por aceptar quién has sido o decepcionarte continuamente por lo que sigues permitiendo de ti mismo y en tu vida?
Lo hacemos decidiendo dejar de vivir desde el centro de nuestras heridas. La mayoría de nosotros estamos atrapados en nuestro dolor. Reaccionamos ante nuestra herida. Nos protegemos y, por tanto, no nos permitimos vivir de verdad. Sentir. Caer. Levantarnos. Tiene que haber un punto de inflexión en el que decidamos que aquello de lo que más nos avergonzamos o donde guardamos nuestros mayores dolores es en realidad donde guardamos nuestra mayor sabiduría. Cuando la vida se crea desde este lugar, este lugar de conocimiento arraigado, podemos ayudar a guiar a otros a través del mismo desorden. Esto es lo que significa vivir en nuestro propósito y sostener nuestras heridas como regalos. No se trata de descartar o negar nuestros dolores, sino de darles un propósito.
La comunicación lo es todo. Si no podemos decirnos a nosotros mismos la verdad sobre quiénes somos, qué queremos y cómo nos sentimos, ¿cómo podremos comunicarnos con los demás o, más aún, confiar en que ellos también están siendo sinceros?
Para ser honestos con nosotros mismos y con los demás, debemos desconectar el resultado de nuestra honestidad de cómo nos sentimos con nosotros mismos... más bien, en el acto de ser honestos, estamos viviendo alineados con nuestros valores. Estamos actuando para crear la relación que deseamos. Somos la encarnación viva de una comunicación valiente que honra la verdad. Lo que significa que honramos el amor.
El perfeccionismo es una estrategia adaptativa para conseguir amor. Vivimos de nuestras heridas cuando perseguimos la perfección. ¿Te has dado cuenta, como perfeccionista, de que nunca será suficiente? Ese perfeccionismo es una mentira. Somos duros con nosotros mismos porque otra persona fue dura con nosotros y hemos modelado ese comportamiento en nuestro cosmos interior.
Saber de dónde viene ayuda. Llorar nuestra experiencia como niños es útil. Soltarnos el anzuelo de lo "perfecto" da miedo. No estamos seguros de seguir siendo "suficientes" cuando dejemos de funcionar en exceso. Y, en realidad, es al sentarnos en la decepción cuando nos encontramos con el dolor y la tristeza de un niño que no sintió que se le quería tal como era.
Imagina que conocieras a ese niño... ¡Querrías que supiera que el amor hacia él no está relacionado con nada! Simplemente es.
Éste es el amor que debemos aprender a darnos a nosotros mismos. Sé insuficiente. Sé imperfecto. La imperfección es, en realidad, la forma en que las personas se relacionan entre sí.
La mayoría de nosotros no sabemos cómo aferrarnos a nosotros mismos y estar enamorados. O nos abandonamos por la conexión o huimos de relaciones para preservarnos. ¿La salida? Aprender los límites en los que te pierdes. Aprende a crear límites, a expresar tus necesidades, a honrar esas necesidades y a honrar las de tu pareja. Cuando valoremos nuestra soberanía, valoraremos a nuestra pareja. Construye una relación que consista en honrar el yo y el "nosotros". Son entidades separadas, y ambas deben alimentarse con una intención profunda.
Eres digno. Y punto. Y tú creas la relación que buscas. Eres 100% responsable de tu 50% de la relación. Es a través de este nivel no sólo de responsabilidad, sino también de posibilidad, como creas el tipo de amor y de vida que siempre has deseado. Pregúntate: "¿Qué tipo de persona consigue ese tipo de relación? ¿Cuáles son sus hábitos? ¿Cuáles son sus acuerdos? ¿Cuáles son sus rituales?" Y luego haz lo mismo. Los resultados de tu vida reflejarán las elecciones 0p;.que hagas. Comprométete, con el nivel más profundo de integridad, a crear esto.-