Hoy en día, la mayoría de nosotros utilizamos el teléfono móvil prácticamente cada minuto que estamos despiertos -ya sea para responder llamadas, consultar el correo electrónico o navegar por las redes sociales-, por lo que es lógico que nos preocupen los posibles efectos de la radiación telefónica sobre la salud. En concreto, los teléfonos móviles emiten energía de radiofrecuencia -u ondas de radio-, que es un tipo de radiación no ionizante, según el Instituto Nacional del Cáncer. Existe la preocupación de que nuestros cuerpos puedan absorber estas ondas y exponernos a un mayor riesgo de cáncer. Pero, ¿qué han descubierto los estudios al respecto? En resumen: sigue sin estar claro.
En 2011, la Organización Mundial de la Salud declaró que la radiación del teléfono móvil era un posible carcinógeno, aunque muchos estudios no han encontrado pruebas de que el uso del teléfono móvil aumente el riesgo de cáncer. Un estudio danés, por ejemplo, comparó la información de facturación de los teléfonos móviles con los datos sobre tumores cerebrales del Registro Danés de Cáncer y no halló ninguna relación clara.
En 2016, sin embargo, la cuestión de la radiación de los teléfonos móviles volvió a estar en el candelero cuando un estudio descubrió que la radiación de los teléfonos móviles causaba tumores en roedores. El estudio Estados Unidos National Toxicology Program (NTP), dirigido por investigadores del Instituto Nacional de Ciencias de la Salud Medioambiental, analizó los efectos de la exposición a largo plazo a la radiación de radiofrecuencia en roedores. Los investigadores expusieron a los roedores a grandes cantidades de radiación de radiofrecuencia durante unas nueve horas al día durante dos años, explica la Sociedad Americana del Cáncer. Algunos incluso fueron expuestos a la radiación en el útero.
El resultado: entre el 2% y el 3% de los cientos de ratas macho expuestas a la radiación desarrollaron tumores cerebrales, en comparación con ninguna de las ratas de control, según un informe de la CNN sobre el estudio. Alrededor del 1% de las ratas hembra expuestas a la radiación desarrollaron tumores, pero como señala el informe, esto podría haber sido mera casualidad.
Aunque se necesitan más investigaciones para establecer si los teléfonos móviles aumentan realmente nuestro riesgo de cáncer, no pasa nada por tomar medidas preventivas por si acaso. Para empezar, limita el tiempo que pasas hablando por el móvil y utiliza en su lugar un teléfono fijo. Y si tienes que hacer llamadas largas con el móvil, considera la posibilidad de utilizar auriculares o altavoces para mantener el teléfono a cierta distancia de la cabeza. Cuando no estés utilizando el teléfono, mantenlo fuera del bolsillo y no duermas con él debajo de la almohada, dice el Grupo de Trabajo Medioambiental (EWG).
Además, evita utilizar el teléfono cuando estés en una zona con mala señal, ya que en este caso los niveles de radiación son más altos. Si tienes hijos, limita su uso del móvil y ponlo en modo avión si están jugando con él.
¿Te preocupa la radiación de los teléfonos móviles? Comparte tu opinión a continuación.