¿Ya estamos casi en Año Nuevo? Parece que fue ayer cuando nos poníamos propósitos, esperanzados en alcanzar nuevas metas y en hacer cambios positivos en nuestras vidas.
Pero aunque a menudo hacemos todo lo posible por mantenernos centrados, los propósitos no suelen salir como nos gustaría. A finales de enero perdemos fuelle, y luego nos sentimos culpables y avergonzados por haber abandonado nuestros propios deseos.
¿Cuál es el problema? Los propósitos son demasiado específicos. Funcionan para objetivos a corto plazo, como salir a correr hoy, pero no tienen el poder de mantenimiento que realmente necesitas para mantener tu motivación durante todo el año. Las resoluciones también tienden a centrarse en arreglar defectos en lugar de abordar algo más profundo. Piénsalo, el propósito de perder peso implica que actualmente tienes sobrepeso, el propósito de conseguir un un trabajo mejor te recuerda que actualmente te sientes miserable en el que tienes, e incluso algo como "viajar más" puede desencadenar la autocrítica por la falta de aventura en tu vida actual. No me extraña que no funcionen, ¡son recordatorios persistentes de nuestros defectos!
Si los propósitos no te han resultado eficaces en el pasado, ha llegado el momento de probar un nuevo enfoque.
El año pasado destacamos algunas alternativas a los propósitoscomo elegir sólo una palabra, hacer más de lo que es bueno y crear mini-objetivos mensuales. Este año queremos simplificarlo aún más.
Establece una intención.
A diferencia de una resolución, que es una promesa que te haces a ti mismo, una intención es una mentalidad. Es menos específica que algo como hacer ejercicio 3 veces a la semana, pero también está más conectada con el núcleo de lo que realmente quieres y, por tanto, te deja más abierto a cumplirlo de diversas maneras.
Aquí tienes ejemplos de resoluciones:
Y aquí están sus correspondientes intenciones:
La diferencia es sutil, pero es suficiente para cambiar el modo en que se desarrollan tus acciones.
Por utilizar el primer ejemplo, desarrollar una mente tranquila podría incluir sin duda meditar 5 veces a la semana, pero también te deja abierto a todo tipo de posibilidades que contribuyen al mismo efecto, con lo que te aburrirás mucho menos (o es probable que dejes de intentarlo) a medida que avance el año. Desarrollar una mente tranquila podría manifestarse como una clase que tomas, pasando más tiempo en la naturaleza, leyendo algunos libros sobre tradiciones de sabiduría, reevaluando tu relaciones, etc. Al no limitarte a un método concreto, te abres a un abanico de posibilidades y aumentas tus posibilidades de alcanzar finalmente ese objetivo más profundo, a veces por vías sorprendentes.
Pruébalo este año y verás cómo te va. Como mínimo, te tomarás un respiro de los propósitos, ¡y puede que descubras que ni siquiera los echas de menos!
¿Cuál es tu intención para el nuevo año? ¡Compártelo en los comentarios de abajo!