Ahora que el estadounidense medio pasa más de 10 horas al día mirando una pantalla, no es de extrañar que se hable mucho del impacto que tienen los dispositivos en casi todo: desde nuestro cerebro y nuestros patrones de aprendizaje hasta relaciones y las crecientes tasas de obesidad.
En una reciente actualización del software del iPhone, Apple puso en marcha los ajustes de Tiempo en Pantalla, diseñados para darte una mejor idea de cuánto tiempo pasas en determinadas aplicaciones, y en tu teléfono en general. Y los teléfonos inteligentes son sólo el principio. Muchos de nosotros trabajamos con ordenadores todo el día y luego vemos la tele o navegamos por Internet en una tableta cuando llegamos a casa por la noche. Pasamos la mayor parte del día delante de una pantalla y no la apagamos hasta la hora de acostarnos. Entonces nos despertamos y repetimos.
Entonces, ¿cuál es la principal preocupación de todo este tiempo frente a la pantalla y cómo nos afecta? Para empezar, tiene mucho que ver con la luz azul que emiten las pantallas. La luz azul tiene una longitud de onda más corta que otros tipos de luz, lo que repercute en el organismo de dos maneras significativas.
Dormir
La luz artificial, como la luz azul, afecta a los patrones de sueño porque engaña al cerebro haciéndole creer que es de día. Nuestro cuerpo tiene un ritmo circadiano, un reloj interno de 24 horas que envía señales al cerebro para decirnos cuándo es hora de dormir o despertar. Y cuando este ritmo natural se ve alterado por la luz azul, nos hace estar más alerta y despiertos. También suprime la melatonina, una hormona que indica al cuerpo cuándo debe dormirse. Así que puede que te cueste más conciliar el sueño y luego te cueste más conciliar un sueño profundo.
Visión
¿Alguna vez has mirado una pantalla durante tanto tiempo que te han empezado a picar y a enrojecerse los ojos? Gracias en parte a la luz artificial, los dolores de cabeza y la visión borrosa son efectos secundarios habituales de mirar un dispositivo durante largos periodos de tiempo. Más recientemente, la amenaza de daños a largo plazo en la retina se ha convertido en una preocupación de la actividad extensiva de la luz azul.
No nos lo pensamos dos veces antes de llevar gafas de sol y evitamos mirar directamente al sol porque sabemos que la exposición a los rayos ultravioleta es mala para nosotros. Sin embargo, después de pasar más de 10 horas al día mirando a la luz azul, es posible que los efectos nos afecten más adelante en la vida. De momento, aquí tienes algunas formas sencillas de protegerte (¡tus ojos te lo agradecerán!):
Aunque puede que aún no sientas los efectos de la luz azul, eso no significa que no debas proceder con precaución. Es importante que evalúes cuánto tiempo pasas al día delante de una pantalla, cuándo puedes reducirlo y cómo protegerte de un exceso de luz azul.
¿Interesado en obtener un carrera profesional como Entrenador Sanitario en Nutrición Integrativa? ¡Haz clic aquí para obtener más información hoy mismo!