A medida que 2018 llega a su fin, es importante comprobar contigo mismo. ¿Has tenido algún problema o lucha de salud este año que merezca un poco más de atención?
Un área que la gente suele pasar por alto es el intestino. ¿Sabías que entre el 70% y el 80% de nuestras células inmunitarias residen en el intestino? Es cierto, lo que significa que un intestino comprometido tiene implicaciones para la salud que van mucho más allá del sistema digestivo.
En realidad, la salud intestinal empieza a tomar forma durante la infancia: factores como la lactancia materna y los partos vaginales frente a los partos por cesárea también afectan al perfil bacteriano del intestino. Cuando llegas a la edad adulta, es probable que hayas tomado antibióticos varias veces, consumido alimentos irritantes y estado expuesto a diversas toxinas ambientales. Con el tiempo, esto puede pasar factura al intestino, provocando lo que se denomina disbiosis: cuando las bacterias "malas" superan en número a las "buenas".
¿Cómo saber si ha llegado el momento de dar un poco más de amor a tu intestino? Algunos factores a tener en cuenta son
Probablemente hayas experimentado uno o varios de estos síntomas y tal vez incluso los hayas ignorado. Sin embargo, hay muchas cosas que puedes hacer para ayudar a tu intestino. Empieza con estos sencillos pasos para asegurarte de que entras en 2019 sintiéndote más fuerte y mejor que nunca.
1. Reduce los alimentos procesados.
Los alimentos procesados, que a menudo contienen aditivos, trigo, lácteos, soja, maíz y azúcar refinado, pueden causar irritación. Cuando la salud intestinal ya está comprometida, puedes ser más sensible a ciertos alimentos o ingredientes que de otro modo no causarían reacción. Eliminar los irritantes potenciales de la dieta puede dar tiempo a tu intestino para curarse y reducir la inflamación, haciéndolo más resistente. Las investigaciones también demuestran que una dieta rica en alimentos procesados es muy perjudicial para el intestino.
2. Pon más alimentos integrales en tu plato.
Los alimentos integrales, como la fruta, la verdura, los cereales integrales, las grasas saludables y las proteínas, pueden ayudar a alimentar las bacterias "buenas" existentes en el intestino. Si incorporas una variedad de alimentos integrales a tu dieta diaria, te saciarás durante más tiempo, tendrás menos antojos y favorecerás una buena digestión.
Como extra, incluye alimentos fermentados -kimchi, miso, tempeh y kéfir- en tu plato, ya que ayudan a aumentar la cantidad de bacterias buenas en el intestino.
3. Aumentar Alimentación Primaria.
En Nutrición Integrativa, definimos "Alimentación Primaria" como las cosas que nos nutren fuera de nuestros platos. Las cuatro áreas principales de Alimentación Primaria son relaciones, carrera profesional, actividad física y espiritualidad. Evaluando tu situación en estas áreas, podrías ver algunos desequilibrios que están causando más estrés, ansiedad y presión en tu vida. ¿Eres infeliz en el trabajo? ¿Tienes una relación poco saludable? ¿No haces ejercicio con la frecuencia que te gustaría? Aumentando tu Alimentación Primaria, empezarás gradualmente a sentir y ver cambios positivos.
4. Reduce los niveles de estrés.
Probablemente lo hayas oído antes: demasiado estrés tiene un impacto negativo en todo tu cuerpo, desde la mente hasta los dedos de los pies. ¿Has enfermado alguna vez después de enfrentarte a un plazo ajustado en el trabajo o a una obligación familiar grave? Nuestro sistema inmunitario responde al estrés, y cuanta más energía negativa tengas, más probable es que el intestino no funcione correctamente. Hay muchas formas de reducir tus niveles de estrés, pero lo más importante es encontrar lo que funciona para ti. Da un largo paseo después del trabajo, asiste a una clase de yoga, tómate un café con un amigo o, simplemente, apaga las notificaciones del teléfono después de cenar cada noche.
5. ¡Duerme lo suficiente.
¡Dormir bien (y de forma constante!) es muy importante! Cuando estás cansado, es más probable que cedas a los antojos y comas alimentos que no te nutrirán ni te satisfarán. Dormir es también el único momento en que tu cuerpo y tu cerebro se desconectan. Para relajarte, reducir el estrés, aumentar la energía y mantener fuerte tu sistema inmunitario, procura dormir entre 7 y 8 horas cada noche.
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