A medida que hemos ido evolucionando, pasando de vivir juntos en sociedades tribales a vivir juntos en nuestras familias extensas y a vivir en familias nucleares, las comidas se han hecho mayoritariamente en grupo. No hace mucho, se cenaba a las 6 de la tarde todas las noches, con pocas excepciones. Mamá hacía la comida, el resto de los miembros de la familia volvían todos a casa del trabajo o del colegio y se sentaban juntos alrededor de la mesa. Se servía la comida y todos comían mientras hablaban de los diversos acontecimientos del día. Este ritual unía a la gente, y la familia que comía unida permanecía unida.
Hoy en día todo ha cambiado. La gente come cada vez más fuera, en restaurantes, charcuterías, cadenas de comida rápida o picoteando por el camino. El hogar es a menudo como un hotel, que sólo sirve para dormir por la noche. Adultos, adolescentes y niños se despiertan a horas diferentes, van en direcciones distintas, comen por separado y tienen poca comunicación a lo largo del día. Es raro que todos puedan comer juntos en casa. Este horario crea distancia en la familia relaciones, y la falta de comida casera de calidad conduce a la deficiencia de la alimentación primaria.
Ya sea cocinando, manteniendo limpia la casa o criando a los hijos, el importante papel de la mujer en el hogar ha sido infravalorado en la sociedad la mayoría de las veces. Es importante reconocer cómo la alimentación tradicional y maternal ayuda a toda la familia. Mantiene a todos sanos y felices de muchas maneras. Cuando las familias tienen que lidiar con dos carreras, jornadas laborales más largas e hijos con múltiples actividades extraescolares, es poco realista e injusto que la mujer sea responsable de alimentar a toda la familia. Los hombres y los niños también pueden participar en la compra, la preparación, la cocina y la limpieza. Del mismo modo que sentarse y comer juntos refuerza los lazos familiares, también puede hacerlo preparar juntos una deliciosa comida. Los niños pueden lavar y pelar verduras, poner la mesa y, cuando crezcan, incluso ayudar a picar y cocinar. Una buena política en la cocina es que quien cocine se libre de fregar los platos. Cada hogar será diferente, así que busca una rutina que funcione en el tuyo. Asegúrate de utilizar a todo el mundo y de apreciar las contribuciones de todos.
Gracias, mamá.